domingo, 30 de octubre de 2011

Maricon 2.0

Recientemente comenzó en Chile la segunda fase de la campaña MARICON, esta es la versión 2.0.  destinada a concientizar sobre el maltrato a la mujer y la violencia intra familiar en general.  Me llamó la atención el nombre y hasta me ofendió un tanto debido a mi gran número de amigas y amigos gay.  Luego me percaté, a raiz de un comentario que al respecto hizo un político a quien consultaron sobre el tema.  Y le encontré todo el sentido a la cosa.  MARICON es aquel que maltrata a una persona en desventaja física y psicológica.  Que abusa de su fuerza o su poder dentro de un grupo familiar.  ¿usted le pega o maltrata a su pareja o le pega o maltrata a sus hijos? ¿no? entonces usted es una persona heterosexual u homosexual o un hombre gay, no un MARICON.... ¿entendió?

Pensé que era una idea genial y cuánta falta hace en Venezuela ese tipo de campañas en donde a veces hasta las mismas mujeres justifican los maltratos.  Cuántas veces escuché comentarios como: "la molió a palos, pero es que ella también se lo buscó por puta".  Me cansé de oir hasta conocidos míos diciendo: "a una mujer ni con el pétalo de una rosa; a las que uno no respeta son a las diablas" y yo les preguntaba siempre lo mismo: "¿esas no son mujeres?"  ¿Es que acaso hay una sub especie de individuos femeninos u homosexuales a los y las cuales se les puede maltratar, golpear o menospreciar?  La respuesta es y debe ser siempre la misma: NOOOOOOO

Se que nos falta muchísimo camino por recorrer no sólo en América del Sur, pues en Europa, en especial España, es tristemente común la violencia de género que llega incluso al asesinato.  Los cuestionamientos de rigor deben hacerse tomando en cuenta varios factores que a mi juicio marcan la diferencia entre un individuo violento de uno que no lo es y casi siempre tiene que ver con un asunto mas bien interior que con una actitud de la pareja, pues el hombre maltratador buscará la razón para el maltrato hasta en la actitud mas inocua.  El necesita abusar, sentirse en el poder absoluto y avasallar.  Es importante saber y asumir que no importa cuan buena, mala, seria, decente o formal sea la pareja de este individuo; el siempre buscará la manera de justificar el abuso, así sea porque las habas están frías o calientes.

Así pues, mas allá de que seamos indios, colonos, conquistadores o conquistados, la violencia está por lo visto tan prehistóricamente arraigada en nuestra especie, que debemos recurrir al abuso para parar el abuso.   En este caso, abuso verbal pues en todo el orbe, llamar MARICON a un hombre es una falta de respeto.  Ese es justamente el punto: ahora no se debe ganar el derecho a ser llamado "hombre", sino el mérito a no ser llamado MARICON.  Ojalá funcione.

Mi esposo y yo tenemos muchas expectativas al respecto que se vieron dulce y tiernamente afianzadas en la conversación de don niñitas anoche en el bus en el que veníamos de Santiago.  Tendrían 4 años una y su hermanita 6.  Entre juego y juego con sus respectivas muñecas, una le dice a la otra: "mi muñeco no puede llevar vestido como la tuya porque parecería maricón";  nuestro asombro no provino de la expresión altisonante en boca de una niñita tan chiquita, sino de la respuesta de su hermana: "noooo, MARICONES son los hombres que les pegan a las mujeres, ¿verdad papi?"

Eso nos llenó de esperanza.


viernes, 28 de octubre de 2011

Ni de aqui ni de alla

Casi todas las personas que salen de su tierra, tratan de buscar la manera de sobrevivir con las costumbres y forma de ser de las personas que se convierten en tus vecinos, compañeros y amigos.  Pero ¿que pasa con las personas que salimos de nuestra patria hacia nuestra patria?  He ahí el dilema.  Es algo complicado.  Por una parte, extrañas a muerte todo lo que para ti tiene significado en términos de costumbres, idiosincracia y hasta en el humor.  Por otra, te encuentras de pronto, sin darte cuenta, tarareando esas canciones viejas de cuna y típicas que no sabías que te sabías o que no recordabas y que comienzan a dibujarte un perfil ti mismo que no termina de cuadrar pero que tiene de alguna forma mucho sentido en tu interior.  Sin embargo, te aferras a ese sentido de "extranjero" pues sientes que debes pertenecer a algo, te aferras a esas costumbres aprendidas que le dieron consistencia a tu vida y que sientes que te rescatarán ahora del sentimiento de no saber de dónde carajo eres en realidad.

He terminado por asumir que soy Chilena de nacimiento y Venezolana de corazón.  Pero, también soy Chilena por sentimiento y Venezolana por extensión.  Me duele, me irrita, me desespera la situación tan terrible en términos políticos y económicos que vive mi amada Venezuela, en twitter verás que todos aquellos a quienes sigo, salvo dos o tres excepciones, son venezolanos o tienen que ver con el acontecer de allá.  Llevo un año aquí y aún no soy capaz de ver un programa nacional completo porque simplemente no hablo el mismo idioma, pero ya no me pierdo los noticieros.  Estoy descubriendo que me molesta sobre manera que algún extranjero venga a decir que los chilenos son esto o aquello.  Y entonces me percato que yo soy a veces uno de esos extranjeros que se queja de la falta de "sabor" del chileno o que critica una u otra costumbre que para nosotros en Venezuela no está bien vista.  No es fácil.

Que curioso me parece ahora recordar que en Venezuela yo era diferente.  Hay millones y millones de extranjeros allá y yo era uno de ellos también.  Cada vez que a alguien le llamaba la atención mi forma de ser o de pensar siempre salía el comentario de alguno de mis amigos: "es que ella es chilena" con el respectivo "aahhh" por respuesta.  De hecho, yo era la primera en decir "soy chilena" a mucha honra además.

Me causa gracia que mi esposo me cuente que cuando me conoció le parecí algo estirada o "sifrina" como decimos allá a la gente creída.  Después se dio cuenta que no era eso, sino que era chilena y, según el, ahora le encuentra sentido a mi humor, mi manera de ser y mis costumbres pues vive aquí y ha empezado a encontrar similitudes.  Esas que yo no veo por ningún lado por cierto, pues aquí los chilenos que conozco se preguntan por que soy tan diferente, y viene alguien que me conoce y les dice: "es que ella viene de Venezuela"; con el correspondiente "aaaahhhh" .  Irónico, ¿verdad?














jueves, 27 de octubre de 2011

De mujeriego a cornudo

Recientemente tuve una diferencia de opinión con una de mis mas cercanas amigas sobre los muy comunes cuernos, cachos, o cualquier otra expresión con la que se denominan las infidelidades.

Supimos de un amigo común que fue abandonado por su esposa, por alguien con quien al parecer, sostenía una relación extra-marital.  Su reacción (la de mi amiga) fue de lástima para con el esposo.  Ella lamentaba que un matrimonio de tantos años llegara a su fin y sobre todo, opinaba que los problemas que ocurren en una pareja siempre son de dos, razón por la cual culpar a una u otra parte era tarea difícil.  Yo por mi parte, me alegré y mucho.  ¿por que? pues porque el señor cornudo se pasó la mayor parte de su matrimonio siéndole infiel a su esposa y ¡oh sorpresa! le dieron una cucharada de su propio jarabe.

Esta argumentación que se suscitó entre mi amiga y yo, me permitió poner aún mas en evidencia el gran abismo que hay en las opiniones de las mujeres dependiendo de su estado civil.  No sólo nos separan las condiciones sociales, de educación y de raza.  El ser casada o no, hace también una gran diferencia.  Entre mi amiga y yo hay 10 años de diferencia, yo soy mayor.  Pero eso curiosamente, no ha revestido mayor importancia.  Nunca he sentido la diferencia de edad, tal vez porque ella es madura y centrada y quizá porque yo también sea un poco menos madura de lo que se esperaría en una mujer de 44 primaveras, que es mi edad.

Quedé sorprendida de la gran diferencia de opinión respecto a un tema tan debatido, tan controvertido y tristemente tan actual.  Luego de analizarlo bien, me di cuenta de la gran diferencia: ella es soltera y yo no.  Ella, por su juventud, no ha pasado aún por los embates del tiempo y los estragos que hace no sólo al físico sino a la auto estima.  Las mujeres de cuarenta y tantos, no nos preocupamos del físico por una cuestión banal de vernos bien solamente (que tenemos derecho, faltaría mas), es también una cuestión de supervivencia emocional y marital para las que tenemos la dicha de tener marido aunque nos quejemos a diestra y siniestra de ellos.

Yo solía pensar que si tienes que estar todo el tiempo preocupándote de retener a tu pareja entonces no vale la pena tenerla, pero estaba equivocada.  Tu marido te ama, tienes una familia todo lo feliz de la vida moderna te permite.  Eso no cambia con los años ¿sabes que cambia? TU.  A medida que pasa el tiempo, vas desarrollando nuevos intereses, te vas cansando de las cosas y esperando nuevas, te vas dando cuenta que lo que era suficiente hace 5 años, ya no lo es y al revés también, te percatas que aquello a lo que le dabas suma importancia ya no la tiene tanto.  Y además, como es natural, tu marido también cambia.  Pero el detalle importante es que en toda esta sucesión de cambios hay algo que se mantiene por toda la vida que vas a compartir con el: sigues durmiendo, comiendo, viviendo y respirando con esa misma persona a la que llegas a conocer mas que a ti misma.  Ya no hay novedad, ya no hay sorpresas.  Es el y eres tu.  Puedes inyectarte botox hasta en las encías, pero seguirás siendo tu y lo que le molesta de ti o lo que te molesta de el, seguirá así.  El secreto está en cuanta importancia le das a esas cosas y cuánto pesan en la balanza de la vida en común.

Por qué me alegré tanto de que el señor se quedara solo y sin hogar al dejarlo su esposa? pues es obvio, el es todo lo que una esposa detesta, odia y teme en un hombre.  Ese tipo de subespecie de lagarto homo sapiens que se arrastra entre la vida de familia y las ¨canas al aire¨ que justifican con un ¨mi esposa es la reina¨ lo demás son detallitos que ayudan a no aburrirse de la vida.  Pues bien, resulta que mientras el estaba ocupado buscando ¨detallitos¨ y prodigándoles flores, atenciones y TIEMPO, ese que nunca les sobra, su esposa estaba siendo atendida y querida por alguien mas, alguien que vio en ella lo que su marido tal vez hubiese podido llegar a apreciar si le hubiese dado la importancia necesaria.

Y pensé luego en las razones por las cuales mi amiga no reaccionó como yo.  Ella está al otro lado de la calle.  En ese lado donde habitan justamente esas mujeres que muchas veces son abordadas por hombres casados que les explican con lujo de detalles el por que ellas son lo que ellos hubiesen deseado por esposa (afortunadamente, es de las que no caen en ese jueguito) El objetivo todos lo conocemos, el asunto es que algunas veces llega a ser cierto y entonces ellas pasan a convertirse en esposas, esas que en algún momento también tal vez cansen al señor marido y salga nuevamente a buscar alicientes para la tediosa vida de pareja que parece no gustarles mucho pero que insisten en llevar como si fuera condición necesaria para conquistar mujeres: ser casado.

Me pregunté luego, quién lanzará la primera piedra? ciertamente, yo no.