miércoles, 4 de febrero de 2015

Me río de mi

Y si, eso suelo hacer; tal vez para no llorar, como reza el estereotipo aceptado colectivamente. Y es que es inevitable, todo ser humano que se precie de inteligente y evolucionado, debe ser capaz de reírse de sí mismo. ¿Por qué? No se.

Yo considero que es más divertido reírse de los demás, pero a falta de consenso al respecto y para evitar susceptibilidades, uno opta por lo más cercano a mano para ejercer y proveer un poco de humor : uno mismo. Es un desperdicio realmente, tomando en cuenta el tremendo caldo de cultivo que se consigue con solo levantar la vista a nuestro alrededor. Especialmente cuando se cuenta con un humor negro tan afilado y cuando, además se dispone de tantos inocentes e involuntarios aportes a la causa que aquí defiendo.

¿Por qué es tan mal visto reírse de los demás? No tengo la menor idea.  Si leemos las famosas novelas de la célebre Jane Austin, nos damos cuenta que en la Inglaterra victoriana, famosa por su digna discreción, especialmente en la clase encumbrada y noble, era carta corriente la burla (aunque discreta e inteligente) del prójimo.  A falta de televisión, internet, celulares, juegos electrónicos y libertad de pensamiento y acción para las mujeres, había que resolver de alguna manera el tema de la entretención.  ¿Que mejor manera que los comentarios jocosos, agudos y a veces incluso edificantes a pesar de la burla, de los pobres cristianos que les rodeaban?  No imagino mayor placer que ver, comentar y divertirse a costa de los demás.   Admitelo, es divertido.  Acéptalo, entretiene.  

Ahora bien, una cosa es hacer hincapié en los detalles del día a día que hacen graciosas las "caídas"de los demás, y otra muy distinta hacer de un defecto o de una tragedia, algún motivo de diversión o risa.  Esto es otra cosa.  No comparto, ni respeto la crueldad.  Cuando hablamos de discriminación, de violencia de género, de burla por el más débil, abuso del desvalido, no me llames pues no me parecerá gracioso.

Sin risas y burlas bien administradas, mi familia no sabría interactuar.  Somos nuestros propios mimos. Nos reímos unos de otros, nos hacemos chistes respecto a cualquier cosa que se nos atraviese en el día a día.  Hace poco, estábamos conversando con la menor de mis hijas que estudia en el extranjero.  Ella adora mi comida y extraña mucho nuestros diarios almuerzos en familia (como todo hijo que se va a estudiar fuera de casa) y ese día en particular, había yo preparado uno de sus platos favoritos.  A través de la pantalla, le hicimos innumerables chistes sobre lo rico que había quedado todo, fotos incluidas.  Mi hija entre risas y llantos simulados, hizo lo mismo con productos que allá donde ella vive son comunes y para nosotros toda una odisea conseguir aquí, con lo cual fue nuestro turno de sufrir.  Nos reímos mucho, hasta que le vimos la cara a su novio.  Parecía totalmente fuera de órbita.  Pero que se podía esperar, es nórdico.  No le costó trabajo comprender nuestra dinámica una vez que mi hija se lo explico todo.  Aún así, le pareció "diferente".  Creo que uso una palabra delicada para no buscarse un problema gratis.

Se que no somos la excepción, por el contrario, las familias más felices que conozco se ríen de si mismas y su entorno.  Eso ayuda en muchos sentidos.  Te da mas seguridad para enfrentar a los demás incluso.  Cuando mi hija mayor estaba pequeña, la molestaban mucho en el colegio pues uso lentes desde muy chiquita.  Ella jamás tuvo traumas al respecto. Todo lo que le decían en el colegio, ya lo había oído en casa.  En ese caso, para no causarle un complejo, la preparamos con humor para lo que le venia.  Y dio resultado.  Nunca permitió que la hicieran sentir mal al respecto, antes bien, ella se adelantaba a sus compañeros y a la mínima señal de epitetos en su dirección, ella los decía todos primero que ellos y volvía a ocuparse en sus cosas.  Los desarmaba riéndose de si misma, pero no prestándose para ser el objeto de burla de los demás.  Hay una gran diferencia.





















viernes, 12 de abril de 2013

40 y 20

Así comienza una popular canción de José José. Esta trata sobre el amor entre un cuarentón y una veinteañera. En este caso, los 40 y los 20 a los cuales me refiero, la edad real y las expectativas de una mujer (u hombre). Es difícil entender la psique de una persona a medida que envejece. Suponemos todos que veremos llegar dignamente los años, aferrados a la realidad de las arrugas y el sobrepeso rebelde, incrustados en la ilusión de que las canas nos dan "un no se qué" interesante y en el mejor de los casos, que no nos saldrán hasta bien entrados los 60, tal es el caso de mi madre que aún a sus 63 añitos, conserva su cabellera de un muy natural y brillante azabache (herencia que no me transmitió por cierto).
Pero, en esas divagancias futuristas nuestras, siempre somos bastante benignos con nuestro físico. Nos vemos a nosotros mismos con nuestro aspecto juvenil con el aditamento de las canas en nuestro cabello largo, con una que otra arruga en la comisura de los labios y quizá en el contorno de los ojos. Pero nuestro sentido de la supervivencia no nos permite asomarnos real y crudamente a la realidad inevitable de que no serán unos finos hilos de plata, ni unos pliegues disimulables en los ojos. La verdad está más allá de todo pronóstico, cruel y desalentadora. Es constante, indetenible y abrumadoramente real: estamos envejeciendo y rápido.
Por fortuna, contamos con tecnología de punta (o como quiera que se llame lo último descubierto) que nos garantiza juventud y lozanía (en algunos casos, instantánea). Nos preguntamos que hubiesen hecho nuestros ancestros con semejante bendición cosmética al alcance. Yo tuve dos tías que hubiesen dejado de comer gustosas con tal de poder pagarse cualquier tratamiento moderno como aquellos con los que contamos hoy en día. Cuando leo las cosas que hacían antaño para lucir más jóvenes me da un respingo la espalda. Las mujeres, a lo largo de la historia, hemos hecho literalmente de todo por un poco más de lozanía... Y lo seguimos haciendo. Imagino que para nuestras nietas, estos "últimos avances de la ciencia" serán motivó de asombro y cuando menos, de risa; cuando no de espanto. Se preguntarán asombradas quien fue capaz de semejante barbarie.
Hoy almorcé con una amiga que debe tener uno o dos años más de mis 46. Delgada, esbelta, madre de 3, suegra de una y ya casi abuela. Apartando su atuendo por demás a la moda, hermoso y chic, me pase todo el almuerzo tratando de descifrar sí estaba cansada, sobresaltada, aburrida o divertida. Su perpetua expresión inexpresiva era un enigma para mi. Trate de interpretar las arrugas de su frente que suelen indicar sorpresa o incredulidad (por lo menos) el problema es que ¡no tenía ninguna! A pesar de ser una mujer agradable y de conversación fácil, termine extenuada por el esfuerzo de tratar de "leerla" a través de su permanente rictus de pescadito recién pescado, con sus abultados labios sin sombra de vello facial perfectamente delineados, sin el más mínimo asomo de una línea de fumador (fuma y mucho), esa nariz perfilada con los orificios sorprendentemente grandes para un rostro tan pequeño, sus ojos sospechosamente almendrados con pestañas que podrían provocar un huracán si parpadeara muy rápido. A riesgo de parecer exagerada, les cuento que puse atención a medias a los eventos a mi alrededor tan deslumbrada estaba por semejante juventud. Si no fuera porque con cada sonrisa había una línea tensa y azul que amenazaba con abrir la piel de su mandíbula en dos cual tela deshilachada cuando se tira muy fuerte, si no fuese por ese rostro inexpresivo y sin vida, por esos labios que de no ser porque están pegados a su boca podrían perfectamente clasificar como una subespecie de batracio... Si no fuera por esa falta total de arrugas. ¡Dios! como busque una triste arruga en ese juvenil rostro. Tal vez si no hubiese estado tan ocupada en mi casi lesbica inspección, me hubiese ocupado de lo realmente importante: el nombre y la dirección de su cirujano ¡por supuesto!

martes, 14 de febrero de 2012

Feliz No Celebración

El 14 de febrero se celebran muchas cosas que han pasado y pasaran por debajo de la mesa puesto que es EL DIA DE LOS ENAMORADOS.  El origen de la tradición poco importa, si estas sola, te jodiste y si estás acompañada y no te regalan, mas jodida estás.

En mi caso... es un poco de las dos cosas, estoy jodida pero no por estar sola, sino por tener justamente, pareja y de las buenas.  Por que? pues bien, porque acabamos de tener un nieto, con una hija que pasará al menos 5 meses ocupada de su bebé, lo cual apoyamos y estimulamos, porque tenemos una hija en el último año de secundaria y porque tenemos GASTOS.

Que nos amamos? claro que si.  Que necesitamos demostrarnoslo  a cada rato como un par de tórtolos recien enamorados?.... bueno... no a cada rato, pero sería muy agradable poder hacer una que otra locura de vez en cuando.  Que me hace falta algo... la magia del principio... POR SUPUESTO.  A quien no?

Ahora, dame a escoger esa magia del principio.  El descubrimiento del amor de la mano de tu alma gemela, los inefables momentos de amor y angustia, salpicados de ataques de mariposas estomacales epilépticas.  Y luego, dame ese señor sentado justo ahora frente al televisor con unas ganas locas de que se termine de acabar la jornada para cerrar la puerta y...... DORMIR..... es difíci.  Creo que querría un poco de ambos.  La emoción de principio y la seguridad del ahora.  Pero una cosa puedo asegurarte querido lector.  Ese señor con panza y el control en la mano SI es de quien yo me enamoré.  Magnificado mil veces,  mejorado unas tantas mas.  Madurado a fuerza de dolores menstruales, toallas a media noche, vómitos infantiles, fiebres, lechinas, cuentos para dormir y pesadillas de media noche cuando tuviste que taparte rápido y dejar de un lado tus momentos a solas porque tu hija te tocaba la puerta muerta de susto y eso pesa mas que cualquier cosa.

Si, quisiera flores, serenatas preferiblemente con público porque si no es así... no sirve puesto que lo que mas te llena es que los demás sepan cuan amada eres.  Pero lo que mas deseo, lo que mas quiero este 14 de febrero es a ese esposo mío, ese señor al que jamás imaginé ver babeado con un nieto, ese hombre que me ha hecho llorar, sufrir, amar y  vivir mas que nadie en el mundo, decirme: ¨mi amor, la celebración queda en fondo para una próxima ocasión, ahora no podemos, pero alguna vez te lo repararé¨

Eso, apreciado lector, no tiene precio por varias razones la primera porque ese algún dia significa que el hombre a pesar de que tu no eres la sólfides que lo deslumbro igual piensa en futuro contigo, segundo, porque no fue bebiendo ron con sus amigos que pospuso la fecha sino comprándole panales al nieto y tercero y lo mas importante de todo porque en realidad, NO IMPORTA.  El te ama, tu lo amas, tienen una familia, luchan juntos, duermen juntos, subsisten juntos, comen juntos... que mas le pides a la vida?

El  mejor regalo sería decirse el uno al otro.... estoy dispuesto a pasar el resto de los 14 de febrero que me queden NO celebrando nada contigo, porque hay tanta familia que cuidar, tanta vida que vivir que no nos da tiempo de ser amantes un dia al año.

Somos esposos el resto de los 364 dias.  Eso para mi, es mas que suficiente.



domingo, 6 de noviembre de 2011

Abuela yo?

¿ABUELA YO?  Pues si, abuela yo.  Poco importa la edad en la que nuestros hijos nos honran con tan pesado y a la vez hermoso privilegio; siempre golpea al ego.  Tenemos la creencia que ser abuelos nos saca de circulación, nos envejece instantáneamente cuando estamos en la flor de la vida; en el verano de nuestra edad.  Sobre todo porque ese estado de abuelo se lo atribuímos al invierno de nuestra existencia, a la decadencia, a ese limbo en que estamos recogiendo los frutos de la vida de sacrificios, mascando saliva y obviamente, cuidando nietos.  Pues no.

Los tiempos han cambiado y no ahora sino desde hace mucho.  Yo no soy abuela a los cuarenta y no muchos porque mi hija se haya adelantado, sino porque en su momento, yo me adelanté teniéndola a ella.  Ese es el meollo del asunto.  Como decía un querido amigo ganadero, la vaca se olvida que fue ternera.  Es decir, nuestra memoria es cortísima.  Si me pongo a sacar conclusiones, me percato de que no sólo soy abuela a los cuarenta, sino que hice a mi madre abuela a los 36 en su momento y ahora entiendo sus ganas de ahorcarme.  Yo a mis 18 me convertí en madre, mi hija lo será a los 25, por tanto....¿quién se adelantó?

En todo caso, ese es un tema para alguna otra reflexión.  Ahora lo que pienso es en cómo lidiar con la emoción de ver a mi primer nieto aunado a el deseo de no sentir que la carrera de la juventud esta próxima a terminar para mi.  Por la edad ni me preocupo, los 40's son los nuevos 30's.  Es mas bien un asunto de actitud social y colectiva.  Ya de por si, a mi esposo y a mi nos cuesta establecer similitudes con parejas de nuestra edad pues todos están aún criando a pequeños y nuestra "bebita menor" tiene 17.  Cuando nosotros, por haber criado desde tan jóvenes, ahora estamos en pleno período de planear nuestro siguiente paso en la vida que debería ser el período de luna de miel que no tuvimos, cuando a la misma edad, nuestros conocidos están inmersos en el mar de pañales, primeros dientes, fiestas infantiles y demás actividades que disfrutamos en su momento pero que hemos dejado gustosamente atrás.  ¿Cómo emparejamos esa realidad con el hecho de ser abuelos? He ahí el detalle, estamos trabajando en ello.

Mi esposo ya se imagina cargando a su pequeñito en un koala, feliz por la calle.  Yo también me lo imagino..... a el, porque estoy segura que le preguntarán: ¿es tu bebe? a lo que el contestará orgulloso: "no, es mi nieto", con el correspondiente murmullo de incredulidad y el consabido y por demás acertado comentario: ¡¡"pero si eres tan joven, parece mas bien tu hijo"!!

¿Mi mamá? muerta de risa porque todos piensan cuando sale con mi hija, su nieta, que ELLA será abuela y gritan del impacto cuando asegura que ese será su primer bisnieto.  Y yo me pregunto una y otra vez ¿donde estaba yo cuando hicieron el reparto de genes?

¿Yo? ya me estoy preparando psicológicamente para dos cosas; la primera, el dolor horrible de las inyecciones de botox (si, lo se; porque ya me lo he puesto) y la segunda, para que a la consabida y en mi caso, bastante poco frecuente pregunta de ¿es tu bebe?  me crean a la primera cuando les diga que es mi nieto, sin mayor pataleo.  Así es la vida.








domingo, 30 de octubre de 2011

Maricon 2.0

Recientemente comenzó en Chile la segunda fase de la campaña MARICON, esta es la versión 2.0.  destinada a concientizar sobre el maltrato a la mujer y la violencia intra familiar en general.  Me llamó la atención el nombre y hasta me ofendió un tanto debido a mi gran número de amigas y amigos gay.  Luego me percaté, a raiz de un comentario que al respecto hizo un político a quien consultaron sobre el tema.  Y le encontré todo el sentido a la cosa.  MARICON es aquel que maltrata a una persona en desventaja física y psicológica.  Que abusa de su fuerza o su poder dentro de un grupo familiar.  ¿usted le pega o maltrata a su pareja o le pega o maltrata a sus hijos? ¿no? entonces usted es una persona heterosexual u homosexual o un hombre gay, no un MARICON.... ¿entendió?

Pensé que era una idea genial y cuánta falta hace en Venezuela ese tipo de campañas en donde a veces hasta las mismas mujeres justifican los maltratos.  Cuántas veces escuché comentarios como: "la molió a palos, pero es que ella también se lo buscó por puta".  Me cansé de oir hasta conocidos míos diciendo: "a una mujer ni con el pétalo de una rosa; a las que uno no respeta son a las diablas" y yo les preguntaba siempre lo mismo: "¿esas no son mujeres?"  ¿Es que acaso hay una sub especie de individuos femeninos u homosexuales a los y las cuales se les puede maltratar, golpear o menospreciar?  La respuesta es y debe ser siempre la misma: NOOOOOOO

Se que nos falta muchísimo camino por recorrer no sólo en América del Sur, pues en Europa, en especial España, es tristemente común la violencia de género que llega incluso al asesinato.  Los cuestionamientos de rigor deben hacerse tomando en cuenta varios factores que a mi juicio marcan la diferencia entre un individuo violento de uno que no lo es y casi siempre tiene que ver con un asunto mas bien interior que con una actitud de la pareja, pues el hombre maltratador buscará la razón para el maltrato hasta en la actitud mas inocua.  El necesita abusar, sentirse en el poder absoluto y avasallar.  Es importante saber y asumir que no importa cuan buena, mala, seria, decente o formal sea la pareja de este individuo; el siempre buscará la manera de justificar el abuso, así sea porque las habas están frías o calientes.

Así pues, mas allá de que seamos indios, colonos, conquistadores o conquistados, la violencia está por lo visto tan prehistóricamente arraigada en nuestra especie, que debemos recurrir al abuso para parar el abuso.   En este caso, abuso verbal pues en todo el orbe, llamar MARICON a un hombre es una falta de respeto.  Ese es justamente el punto: ahora no se debe ganar el derecho a ser llamado "hombre", sino el mérito a no ser llamado MARICON.  Ojalá funcione.

Mi esposo y yo tenemos muchas expectativas al respecto que se vieron dulce y tiernamente afianzadas en la conversación de don niñitas anoche en el bus en el que veníamos de Santiago.  Tendrían 4 años una y su hermanita 6.  Entre juego y juego con sus respectivas muñecas, una le dice a la otra: "mi muñeco no puede llevar vestido como la tuya porque parecería maricón";  nuestro asombro no provino de la expresión altisonante en boca de una niñita tan chiquita, sino de la respuesta de su hermana: "noooo, MARICONES son los hombres que les pegan a las mujeres, ¿verdad papi?"

Eso nos llenó de esperanza.


viernes, 28 de octubre de 2011

Ni de aqui ni de alla

Casi todas las personas que salen de su tierra, tratan de buscar la manera de sobrevivir con las costumbres y forma de ser de las personas que se convierten en tus vecinos, compañeros y amigos.  Pero ¿que pasa con las personas que salimos de nuestra patria hacia nuestra patria?  He ahí el dilema.  Es algo complicado.  Por una parte, extrañas a muerte todo lo que para ti tiene significado en términos de costumbres, idiosincracia y hasta en el humor.  Por otra, te encuentras de pronto, sin darte cuenta, tarareando esas canciones viejas de cuna y típicas que no sabías que te sabías o que no recordabas y que comienzan a dibujarte un perfil ti mismo que no termina de cuadrar pero que tiene de alguna forma mucho sentido en tu interior.  Sin embargo, te aferras a ese sentido de "extranjero" pues sientes que debes pertenecer a algo, te aferras a esas costumbres aprendidas que le dieron consistencia a tu vida y que sientes que te rescatarán ahora del sentimiento de no saber de dónde carajo eres en realidad.

He terminado por asumir que soy Chilena de nacimiento y Venezolana de corazón.  Pero, también soy Chilena por sentimiento y Venezolana por extensión.  Me duele, me irrita, me desespera la situación tan terrible en términos políticos y económicos que vive mi amada Venezuela, en twitter verás que todos aquellos a quienes sigo, salvo dos o tres excepciones, son venezolanos o tienen que ver con el acontecer de allá.  Llevo un año aquí y aún no soy capaz de ver un programa nacional completo porque simplemente no hablo el mismo idioma, pero ya no me pierdo los noticieros.  Estoy descubriendo que me molesta sobre manera que algún extranjero venga a decir que los chilenos son esto o aquello.  Y entonces me percato que yo soy a veces uno de esos extranjeros que se queja de la falta de "sabor" del chileno o que critica una u otra costumbre que para nosotros en Venezuela no está bien vista.  No es fácil.

Que curioso me parece ahora recordar que en Venezuela yo era diferente.  Hay millones y millones de extranjeros allá y yo era uno de ellos también.  Cada vez que a alguien le llamaba la atención mi forma de ser o de pensar siempre salía el comentario de alguno de mis amigos: "es que ella es chilena" con el respectivo "aahhh" por respuesta.  De hecho, yo era la primera en decir "soy chilena" a mucha honra además.

Me causa gracia que mi esposo me cuente que cuando me conoció le parecí algo estirada o "sifrina" como decimos allá a la gente creída.  Después se dio cuenta que no era eso, sino que era chilena y, según el, ahora le encuentra sentido a mi humor, mi manera de ser y mis costumbres pues vive aquí y ha empezado a encontrar similitudes.  Esas que yo no veo por ningún lado por cierto, pues aquí los chilenos que conozco se preguntan por que soy tan diferente, y viene alguien que me conoce y les dice: "es que ella viene de Venezuela"; con el correspondiente "aaaahhhh" .  Irónico, ¿verdad?














jueves, 27 de octubre de 2011

De mujeriego a cornudo

Recientemente tuve una diferencia de opinión con una de mis mas cercanas amigas sobre los muy comunes cuernos, cachos, o cualquier otra expresión con la que se denominan las infidelidades.

Supimos de un amigo común que fue abandonado por su esposa, por alguien con quien al parecer, sostenía una relación extra-marital.  Su reacción (la de mi amiga) fue de lástima para con el esposo.  Ella lamentaba que un matrimonio de tantos años llegara a su fin y sobre todo, opinaba que los problemas que ocurren en una pareja siempre son de dos, razón por la cual culpar a una u otra parte era tarea difícil.  Yo por mi parte, me alegré y mucho.  ¿por que? pues porque el señor cornudo se pasó la mayor parte de su matrimonio siéndole infiel a su esposa y ¡oh sorpresa! le dieron una cucharada de su propio jarabe.

Esta argumentación que se suscitó entre mi amiga y yo, me permitió poner aún mas en evidencia el gran abismo que hay en las opiniones de las mujeres dependiendo de su estado civil.  No sólo nos separan las condiciones sociales, de educación y de raza.  El ser casada o no, hace también una gran diferencia.  Entre mi amiga y yo hay 10 años de diferencia, yo soy mayor.  Pero eso curiosamente, no ha revestido mayor importancia.  Nunca he sentido la diferencia de edad, tal vez porque ella es madura y centrada y quizá porque yo también sea un poco menos madura de lo que se esperaría en una mujer de 44 primaveras, que es mi edad.

Quedé sorprendida de la gran diferencia de opinión respecto a un tema tan debatido, tan controvertido y tristemente tan actual.  Luego de analizarlo bien, me di cuenta de la gran diferencia: ella es soltera y yo no.  Ella, por su juventud, no ha pasado aún por los embates del tiempo y los estragos que hace no sólo al físico sino a la auto estima.  Las mujeres de cuarenta y tantos, no nos preocupamos del físico por una cuestión banal de vernos bien solamente (que tenemos derecho, faltaría mas), es también una cuestión de supervivencia emocional y marital para las que tenemos la dicha de tener marido aunque nos quejemos a diestra y siniestra de ellos.

Yo solía pensar que si tienes que estar todo el tiempo preocupándote de retener a tu pareja entonces no vale la pena tenerla, pero estaba equivocada.  Tu marido te ama, tienes una familia todo lo feliz de la vida moderna te permite.  Eso no cambia con los años ¿sabes que cambia? TU.  A medida que pasa el tiempo, vas desarrollando nuevos intereses, te vas cansando de las cosas y esperando nuevas, te vas dando cuenta que lo que era suficiente hace 5 años, ya no lo es y al revés también, te percatas que aquello a lo que le dabas suma importancia ya no la tiene tanto.  Y además, como es natural, tu marido también cambia.  Pero el detalle importante es que en toda esta sucesión de cambios hay algo que se mantiene por toda la vida que vas a compartir con el: sigues durmiendo, comiendo, viviendo y respirando con esa misma persona a la que llegas a conocer mas que a ti misma.  Ya no hay novedad, ya no hay sorpresas.  Es el y eres tu.  Puedes inyectarte botox hasta en las encías, pero seguirás siendo tu y lo que le molesta de ti o lo que te molesta de el, seguirá así.  El secreto está en cuanta importancia le das a esas cosas y cuánto pesan en la balanza de la vida en común.

Por qué me alegré tanto de que el señor se quedara solo y sin hogar al dejarlo su esposa? pues es obvio, el es todo lo que una esposa detesta, odia y teme en un hombre.  Ese tipo de subespecie de lagarto homo sapiens que se arrastra entre la vida de familia y las ¨canas al aire¨ que justifican con un ¨mi esposa es la reina¨ lo demás son detallitos que ayudan a no aburrirse de la vida.  Pues bien, resulta que mientras el estaba ocupado buscando ¨detallitos¨ y prodigándoles flores, atenciones y TIEMPO, ese que nunca les sobra, su esposa estaba siendo atendida y querida por alguien mas, alguien que vio en ella lo que su marido tal vez hubiese podido llegar a apreciar si le hubiese dado la importancia necesaria.

Y pensé luego en las razones por las cuales mi amiga no reaccionó como yo.  Ella está al otro lado de la calle.  En ese lado donde habitan justamente esas mujeres que muchas veces son abordadas por hombres casados que les explican con lujo de detalles el por que ellas son lo que ellos hubiesen deseado por esposa (afortunadamente, es de las que no caen en ese jueguito) El objetivo todos lo conocemos, el asunto es que algunas veces llega a ser cierto y entonces ellas pasan a convertirse en esposas, esas que en algún momento también tal vez cansen al señor marido y salga nuevamente a buscar alicientes para la tediosa vida de pareja que parece no gustarles mucho pero que insisten en llevar como si fuera condición necesaria para conquistar mujeres: ser casado.

Me pregunté luego, quién lanzará la primera piedra? ciertamente, yo no.